lunes, 28 de septiembre de 2009

¿Cómo reconocemos el verdadero valor?


Si bien hay quienes hablan de un valor reflexivo y otro instintivo, creemos con Platón que cuando se dan estas dualidades de manera tan clara, es porque el individuo no ha sabido poner orden dentro de sí mismo. Habiendo orden -una forma de llamar a la justicia- hay acuerdo entre su reflexión racional y sus emociones por instintivas que sean. Si el instinto predomina, el valor se convierte en temeridad y lleva al hombre a acometer peligros que están fuera de su alcance, o que sólo satisfacen su vanidad, en cuyo caso se acerca más al fracaso que a la victoria. Si sólo predomina la reflexión fría, es posible que no estemos ante un hombre valiente, sino simplemente indiferente. Como bien sabemos, en nuestro mundo de dualidades, esa indiferencia no es precisamente una virtud: el que no conoce el temor, el que jamás ha sentido miedo, no puede distinguir el valor o capacidad de sobreponerse al miedo.

Así, llegamos a la conclusión de que el Valor es un elevado sentimiento, y es elevado precisamente porque se expresa cuando se convierte en aliado de la Inteligencia. El Valor -la cólera platónica- que actúa en favor de los instintos no es tal valor, sino la fuerza desatada de lo instintivo.

A través del Coraje llegaremos más alto, obtendremos el verdadero equilibrio: cuando el Corazón, a fuerza de actuar para el Bien y la Justicia, se vuelve ligero como una pluma.

Extraído de la filosofía para vivir, de www.nueva-acropolis.com.ar

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