jueves, 10 de diciembre de 2009

El poder de la voluntad

Todo se doblega ante una voluntad firme, gracias a la perseverancia la naturaleza revela a la voluntad humana sus secretos

La voluntad es el poder que el alma tiene para determinar, con consciencia y reflexión, un acto libremente escogido.

Y en esto consiste precisamente el arte de educar la voluntad: en saber desarrollar la facultad de dirigir sus actos, restringiendo la esfera del impulso mecánico y el imperio del capricho, para que el alma sea completamente dueña y señora de todas las energías. El humano posee tanta más fuerza de voluntad cuanto mejor sabe sustraerse al dominio de las fuerzas exteriores y más perfectamente gobernar los impulsos vitales que brotan del interior de su ser.

Cosa difícil es hallar un ser humano completamente dueño de su voluntad. Los humanos generalmente hablando se dividen en dos grandes grupos: apáticos y violentos. En los apáticos el impulso interno es casi nulo; las fuerzas vitales permanecen como sepultadas en la inacción, y en su actividad tan débil e insuficiente que no llega casi nunca a ponerse en consonancia con lo que exige de ellos el deber. Esta languidez de espíritu, este abatimiento al esfuerzo es la enfermedad de la voluntad más universalmente extendida y al propio tiempo la más peligrosa.

En los violentos, los que todos somos en determinadas ocasiones bajo la influencia de la pasión, el impulso es por el contrario excesivo y desordenado como un indomable caballo que no obedece al freno. Ni unos ni otros tienen dominio de su voluntad. Será dueño de su voluntad pues, aquel que durante horas de apatía sepa despertar sus energías amortiguadas, utilizando poca fuerza para determinar el impulso conveniente, y que, en los momentos de excitación desordenada, apacigüe y refrene sus pasiones, dirigiendo por el camino del deber las actividades fecundas que en su alma se desbordan.

La verdadera dignidad

El primer resultado de semejante dominio será la manifestación y el desarrollo de la personalidad. Si ha podido afirmarse, con mucha verdad que apenas existe entre mil humanos, sólo uno que sea persona, es porque, en efecto, la mayor parte en lugar de tener el alma en sus manos, se dejan guiar por influencias externas o por las ciegas exigencias de su sensibilidad. La verdadera dignidad del humano se funda en lo que es y no en lo que tiene. Los hombres sin voluntad no son, pues, tales hombres, ya que ni se pertenecen, ni producen, ni adquieren. Por la voluntad se librarán de sus explotadores, se harán dueños de sí mismos, recobrando la libertad, con lo cual llegarán a ser personas morales, elevándose así del estado de degradación a la verdadera grandeza.

La conquista de sí mismo exige mayor esfuerzo que la conquista de los demás -lo que demuestra la historia de casi todos los grandes hombres-, el desenvolvimiento de la personalidad entraña el poder de acción y el imperio de la influencia sobre los demás hombres. Gobernarán el mundo y poseerán la tierra, pues aquellos que hayan tomado antes posesión de sí mismos, haciéndose dueños de sus actos.

Perseverancia

Todo se doblega ante una voluntad firme, aun los seres inanimados y la misma fuerza bruta. Gracias a la perseverancia en el trabajo y la tenacidad en los proyectos, la naturaleza revela a la voluntad humana sus secretos y sus recursos: por esta razón se ha dicho que el genio es la paciencia sufrida y perseverante, y es cosa averiguada que la voluntad no tiene menos parte que el talento en los más admirables descubrimientos y en las más atrevidas empresas.

El valor intelectual es, generalmente hablando fruto y resultado de la voluntad. Dos inteligencias de iguales alcances obtienen frecuentemente muy diferentes resultados, según sea la voluntad que las dirige: el talento sea el que fuere, no se desarrolla y vigoriza sino mediante el continuo ejercicio. Es cosa averiguada que, las más de las veces, la fecundidad de un sabio depende de la fuerza de atención del individuo, pues nada produce si se le divide y distrae en diferentes cosas. Fijo en una sola por la atención, la penetra y profundiza al par que se enriquece. Pero la atención es fatigosa; no se consigue sin esfuerzo y sin lucha, y es el más ventajoso resultado y quizá la más exacta medida de la fuerza de voluntad.

Nadie ignora que el talento depende en gran parte del esfuerzo de la voluntad; pero igualmente el mismo organismo, que guarda la misma subordinación. Por tanto no puede dudarse que la voluntad es tributaria de la salud, pero la voluntad influye a su vez en la salud, ya que regula el organismo, equilibra la alimentación y el desgaste y templa las excitaciones cuya violencia sería perniciosa; es aún mayor su alcance, pues su entereza comunica al organismo todo cierta tonicidad, que justifica, en parte su papel terapéutico que se ha querido señalar a la voluntad.

Fuente: Revista Saber vivir, saber amar. febrero 2007

La solidez de los valores morales dignifica una sociedad



El Santo Padre recibió hoy las cartas credenciales del nuevo embajador de Panamá, Delia Cárdenas Christie.

En su discurso, el Papa puso de relieve que "la identidad de Panamá, que se ha ido forjando durante siglos como un mosaico de etnias, pueblos y culturas, se presenta como un signo elocuente ante toda la familia humana de que es posible una convivencia pacífica entre personas de orígenes diversos, en un clima de comunión y cooperación". En este sentido, animó a todos los compatriotas "a trabajar por una mayor igualdad social, económica y cultural entre los distintos sectores de la sociedad, de manera que renunciando a los intereses egoístas, afianzando la solidaridad y conciliando voluntades se vaya desterrando, en palabras del Papa Pablo VI, "el escándalo de las disparidades hirientes".

Benedicto XVI subrayó que "el mensaje del Evangelio ha jugado un papel esencial y constructivo en la configuración de la identidad panameña, formando parte del patrimonio espiritual y del acerbo cultural de esa Nación".

"Especial relevancia tiene -dijo- la presencia de la Iglesia en el campo educativo y en la asistencia a los pobres, los enfermos, los encarcelados y los emigrantes, y en la defensa de aspectos tan primordiales como el compromiso por la justicia social, la lucha contra la corrupción, el trabajo en favor de la paz, la inviolabilidad del derecho a la vida humana desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, así como la salvaguardia de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer. Éstos son elementos irreemplazables para crear un sano tejido social y edificar una sociedad vigorosa, precisamente por la solidez de los valores morales que la sustentan, ennoblecen y dignifican".

El Papa se refirió a continuación al compromiso de las autoridades panameñas "de fortalecer las instituciones democráticas y una vida pública fundamentada en robustos pilares éticos. A este respecto, no se han de escatimar esfuerzos para fomentar un sistema jurídico eficiente e independiente, y que se actúe en todos los ámbitos con honradez, transparencia en la gestión comunitaria y profesionalidad y diligencia en la resolución de los problemas que afectan a los ciudadanos. Esto favorecerá el desarrollo de una sociedad justa y fraterna, en la que ningún sector de la población se vea olvidado o abocado a la violencia y la marginación".

"Es digno de mención -resaltó- el valioso papel que Panamá está desempeñando para la estabilidad política del área centroamericana, en unos momentos en los que la coyuntura actual pone de relieve cómo un progreso consistente y armónico de la comunidad humana no depende únicamente del desarrollo económico o los descubrimientos tecnológicos".

El Santo Padre concluyó indicando que "estos aspectos han de ser necesariamente completados con aquellos otros de carácter ético y espiritual, pues una sociedad avanza sobre todo cuando en ella abundan personas con rectitud interior, conducta intachable y firme voluntad de esmerarse por el bien común, y que, además, inculcan a las nuevas generaciones un verdadero humanismo, sembrado en la familia y cultivado en la escuela, de modo que la pujanza de la Nación sea fruto del crecimiento integral de la persona y de todas las personas"

Fecha: 30 Oct 2009
Fuente: http://www.camineo.info/news/147/ARTICLE/4415/2009-10-30.html

El Razonamiento Moral


El Razonamiento Moral incluye la creencia en valores, y el entendimiento de las reglas de la sociedad. Los niños “a riesgo" tienen dificultades en el desarrollo de su razonamiento moral por varias razones:



1. Dado que son voluntariosos, los niños "a riesgo" pueden creer que ellos mandan y que por lo tanto pueden cambiar las reglas a su antojo.

2. Ya que pueden tener deficiencias en el control de impulsos, los niños "a riesgo" que violan las reglas frecuentemente debido a su impulsividad tienen dos opciones a la hora de pensar en valores. La primera opción es verse a sí mismos como malos por no poder seguir las reglas. La segunda opción es ver las reglas como estúpidas.

3. Como los niños "a riesgo" pueden no desarrollar empatía apropiadamente, su razonamiento moral está afectado. Para consejos sobre la crianza de los niños y para ayudar a su niño "a riesgo" a desarrollar su razonamiento moral, lea Just Like His Father? (disponible pronto en español).
El Razonamiento Moral es el primer paso hacia la conducta moral. La influencia de los padres por medio de la crianza puede aumentar o reducir la conducta moral del niño.

¡El castigar a los niños “a riesgo” por sus ofensas pudiera de hecho reducir su conducta moral! Los niños “a riesgo” tal vez tienen una deficiencia innata en la capacidad de aprender por medio de los castigos.

¡Las necesidades de su niños “a riesgo” pueden ser distintas a las de otros niños! Los niños “a riesgo” requieren un vínculo excepcionalmente fuerte con sus padres para desarrollar razonamiento moral y conducta moral.

Los padres de familia que son demasiado controladores fracasan con los niños “a riesgo.” La autonomía (libertad para decidir entre opciones) en situaciones en las cuales el niño probablemente tomará una decisión moral buena por sí mismo fortalece la conducta moral.

Los padres de niños “a riesgo” deben propiciar que sus niños tengan éxito tomando decisiones. Para consejos sobre cómo facilitar que su niño “a riesgo” tenga éxito, lea Just Like His Father? (disponible pronto en español).

La Capacidad para el Razonamiento Moral proteje contra y ayuda a prevenir las adicciones y la conducta antisocial. Los niños con ADHD pueden tener dificultades desarrollando su razonamiento moral.

Fuente: http://www.espanol.parentingtheatriskchild.com/moralreasoning.html

¿Por qué una ética profesional en nuestros tiempos?

(Elmy Rosario Galarce)

La autora, puertorriqueña, es profesora del Departamento de Administración de Sistemas de Oficina de la Universidad de Puerto Rico del Recinto de Humacao
Introducción
Algunos estudiosos de la conducta humana encuentran pequeñas diferencias en el uso de las palabras ética y moral. Esto se debe a que ambas prácticamente tienen el mismo significado y se relacionan entre sí. A saber, la palabra ética proviene del griego “ethos” (carácter, temperamento, hábito, modo de ser) y la palabra moral se deriva del latín “mos, moris” (costumbre, hábito). Ambas palabras (ethos y mos) se ubican en el terreno de la ética y hacen hincapié en un modo de conducta que es adquirido por medio del hábito y no por disposición natural. Por su definición etimológica, la ética es una teoría de hábitos y costumbres. Comprende, ante todo, “las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente también la moral.” (Aranguren).
El concepto ética en este escrito se analizará desde el punto de vista de Fagothey (1991) que establece que ésta “es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en la conducta humana”. A diario se enjuicia moralmente un acto y se afirma que es o no es ético, o sea bueno o malo, si este acto está a favor o en contra de la naturaleza y dignidad del ser humano.
Según Escobar (1992) “la ética nos ilustra acerca del porqué de la conducta moral y los problemas que estudia son aquellos que se suscitan todos los días en la vida cotidiana, en la labor escolar o en la actividad profesional”.
Necesidad de la Ética
Todo trabajador tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor. Villarini (1994) describe que “la ética de una profesión es un conjunto de normas, en términos de los cuales definimos como buenas o malas una práctica y relaciones profesionales. El bien se refiere aquí a que la profesión constituye una comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio” (53). Señala, además, que hay tres tipos de condiciones o imperativos éticos profesionales: (1) competencia - exige que la persona tenga los conocimientos, destrezas y actitudes para prestar un servicio (2) servicio al cliente - la actividad profesional sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio del cliente (3) solidaridad - las relaciones de respeto y colaboración que se establecen entre sus miembros.
Para lograr en los empleados una conciencia ética profesional bien desarrollada es que se establecen los cánones o códigos de ética. En éstos se concentran los valores organizacionales, base en que todo trabajador deberá orientar su comportamiento, y se establecen normas o directrices para hacer cumplir los deberes de su profesión.
En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con unos deberes, pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es importante saber distinguir hasta dónde él debe cumplir con un deber y a la misma vez saber cuáles son sus derechos. En la medida que él cumpla con un deber, no debe preocuparse por los conflictos que pueda encarar al exigir sus derechos. Lo importante es ser modelo de lo que es ser profesional y moralmente ético. Por ejemplo, un deber del profesional es tener solidaridad o compañerismo en la ayuda mutua para lograr los objetivos propios de su empresa y, por consiguiente, tener el derecho de rehusar una tarea que sea de carácter inmoral, no ético, sin ser víctima de represalia, aun cuando esto también sea para lograr un objetivo de la empresa. Al actuar de esa manera demuestra su asertividad en la toma de decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace valer sus derechos. Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda conducta ética, ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se deja la honestidad fuera de la ética, se falta al código de ética, lo cual induce al profesional a exhibir conducta inmoral y antiética.
Hay tres factores generales que influyen en el individuo al tomar decisiones éticas o antiéticas (Ferrell, 87-96), los cuales son:
1. Valores individuales - La actitud, experiencias y conocimientos del individuo y de la cultura en que se encuentra le ayudará a determinar qué es lo correcto o incorrecto de una acción.
2. Comportamiento y valores de otros - Las influencias buenas o malas de personas importantes en la vida del individuo, tales como los padres, amigos, compañeros, maestros, supervisores, líderes políticos y religiosos le dirigirán su comportamiento al tomar una decisión.
3. Código oficial de ética - Este código dirige el comportamiento ético del empleado, mientras que sin él podría tomar decisiones antiéticas.
Un aumento en las regulaciones rígidas en el trabajo a través de los códigos de ética ayudará a disminuir los problemas éticos, pero de seguro no se podrá eliminarlos totalmente. Esto es así, debido a las características propias de la ética que establecen que ésta varía de persona a persona, lo que es bueno para uno puede ser malo para otro; está basada en nuestras ideas sociales de lo que es correcto o incorrecto; varía de cultura a cultura, lo cual no se puede evaluar un país con las normas de otro; y está determinada parcialmente por el individuo y por el contexto cultural en donde ocurre. No obstante, el profesional debe reconocer que necesita de la ética para ser sensible a los interrogantes morales, conocer cómo definir conflictos de valores, analizar disyuntivas y tomar decisiones en la solución de problemas.
Problemas éticos
En las relaciones cotidianas de unos individuos con otros surgen constantemente problemas cuya solución no sólo afecta a la persona que los crea, sino también a otra u otras personas que sufrirán las consecuencias. Da testimonio de esto Cartagena (1983) cuando señala que “las profesiones mismas están continuamente confrontando este asunto al constatarse los amargos hechos de médicos que explotan a sus pacientes, abogados que se dedican a actividades criminales, ingenieros y científicos que trabajan sin tomar en consideración la seguridad pública ni el ambiente y hasta negociantes que explotan al público indiscriminadamente. Si a esto añadimos la corrupción gubernamental, los robos, el vandalismo, los asesinatos y la violencia actual, entonces el tema ético toca el centro mismo de nuestra supervivencia como sociedad.” También Badillo (1990), sostiene que “el arquetipo del profesional, cuando se enmarca en la pura técnica, oculta, por principio, un ataque furtivo a la ética” (9). Esto crea situaciones que se complican en problemas que desmoralizan la imagen personal y profesional del individuo.
Algunos de estos problemas éticos son los siguientes:
1. Abuso de poder - utilizar el puesto para “pisotear” a unos o para favorecer a otros.
2. Conflicto de intereses - emitir normas en su ámbito de trabajo que redundarán en su propio beneficio, como lo es el participar en el proceso de reclutamiento cuando uno de los candidatos es miembro de su propia familia.
3. Nepotismo - reclutar muchos miembros de una misma familia en una institución.
4. Soborno - aceptar dádivas, obsequios o regalías a cambio de dar un trato especial o favor a alguien como retribución por actos inherentes a sus funciones.
5. Lealtad excesiva - mentir para encubrir la conducta impropia del supervisor o hacer todo lo que éste le diga, aun en contra de sus principios morales.
6. Falta de dedicación y compromiso - perder el tiempo, hacerse “de la vista larga” y no dar el máximo de su esfuerzo en el trabajo.
7. Abuso de confianza - tomar materiales de la institución para su uso personal o hacer uso indebido de los recursos disponibles en la misma.
8. Encubrimiento - callar para no denunciar a un traidor, movido por su amistad o por temor.
9. Egoísmo - buscar el bienestar propio en detrimento del beneficio de los demás.
10. Incompetencia - El conocido Principio de Peter (1977) estipula que en “toda jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar su nivel de incompetencia.” Complementa, además, que “para todo puesto de trabajo que existe en el mundo, hay alguien, en algún lugar, que no puede desempeñarlo. Dado un período de tiempo suficiente y suficientes ascensos, llegará finalmente a ese puesto de trabajo y permanecerá en él, desempeñándolo chapuceramente, frustrando a sus compañeros y erosionando la eficiencia de la organización” (Peter, 28).
Problemas de esta magnitud requieren la acción enérgica y concertada del profesional para desarrollar una nueva ética. “Corresponde al momento actual compensar el poder del profesional moderno, en cuanto técnico, con una más fina percepción de sus regulaciones morales” (Badillo, 9). Como es sabido, en todas las profesiones surgen estos tipos de problemas. Es a través de cursos, cuya finalidad sea la formación ética profesional, que se logra desarrollar “en el futuro profesional el conocimiento, la habilidad, la sensibilidad y voluntad para que cuando actúe lo haga a nombre de los intereses de la comunidad profesional de la que es parte, de la comunidad que le une a sus clientes y del pueblo o humanidad de la que es miembro” (Villarini, 56).
Conclusiones
Para evitar en gran medida los problemas de índole ético-moral que surgen en el ejercicio de una profesión o de un oficio, se deben poner en práctica principios éticos que establezcan los parámetros y reglas que describan el comportamiento que una persona puede o no exhibir en determinado momento. No es difícil poner estos principios en práctica, pero el omitirlos redundará en perjuicio propio y en el de las personas con quienes se interviene o se interactúa. “Una decisión en la que está envuelto el comportamiento ético de una persona, siempre va a estar enmarcada en uno de los principios y valores aquí señalados” (Conética, 4 - adaptados).
1. Honestidad - Aprender a conocer sus debilidades y limitaciones y dedicarse a tratar de superarlas, solicitando el consejo de sus compañeros de mayor experiencia.
2. Integridad - Defender sus creencias y valores, rechazando la hipocresía y la inescrupulosidad y no adoptar ni defender la filosofía de que el fin justifica los medios, echando a un lado sus principios.
3. Compromiso - Mantener sus promesas y cumplir con sus obligaciones y no justificar un incumplimiento o rehuir una responsabilidad.
4. Lealtad - Actuar honesta y sinceramente al ofrecer su apoyo, especialmente en la adversidad y rechazar las influencias indebidas y conflictos de interés.
5. Ecuanimidad - Ser imparcial, justo y ofrecer trato igual a los demás. Mantener su mente abierta, aceptar cambios y admitir sus errores cuando entiende que se ha equivocado.
6. Dedicación - Estar dispuesto a entregarse sin condición al cumplimiento del deber para con los demás con atención, cortesía y servicio.
7. Respeto - Demostrar respeto a la dignidad humana, la intimidad y el derecho a la libre determinación.
8. Responsabilidad ciudadana - Respetar, obedecer las leyes y tener conciencia social.
9. Excelencia - Ser diligentes, emprendedores y estar bien preparado para ejercer su labor con responsabilidad y eficacia.
10. Ejemplo - Ser modelo de honestidad y moral ética al asumir responsabilidades y al defender la verdad ante todo.
11. Conducta intachable - La confianza de otros descansan en el ejemplo de conducta moral y ética irreprochable.
La ética debe convertirse en un proceso planificado, con plena conciencia de lo que se quiere lograr en la transformación de nuestras vidas. Debemos desarrollar al máximo el juicio práctico y profesional para activar el pensamiento ético, reconocer qué es lo correcto de lo incorrecto y contar con el compromiso personal para mantener el honor y el deber.
Hostos recomienda en su Tratado de Moral que “hay que poner de nuestra parte un continuo esfuerzo y una continua disposición de no salirnos del orden que contemplamos y acatamos. Ese esfuerzo y esa disposición, que es lo que constituye el deber, se derivan inmediatamente del hecho mismo de estar relacionado el hombre a sí mismo, a los otros y a la Naturaleza” (Pedreira, 184-185). Hostos, además, especifica que las relaciones particulares que ligan al individuo con la sociedad son las de necesidad, gratitud, utilidad, derecho y deber. De estas se derivan los deberes sociales de trabajo, obediencia, cooperación, unión, abnegación, conciliación y derecho. Expone que todos los deberes quedan sometidos a uno en general: “el deber de los deberes, que consiste en el exacto cumplimiento de todos los demás”, y cuando haya conflic-tos entre ellos, hay que “cumplir primero el más inmediato, el más extenso, el más concreto” (Pedreira, 188).
Al fin de cuentas, el ser humano es respon-sable de actuar inte-ligente y libremente y es el único que puede responder por la bondad o malicia de sus actos ante su propia conciencia, ante el prójimo y ante Dios, su Creador.

Fuente: http://www.uprh.edu/exegesis/ano10/v27/erosario.html

lunes, 28 de septiembre de 2009

Juegos con valores

Ahora quiero compartir unos vínculos para los más chiquitos, son unos juegos didácticos que nos servirán para reflexionar sobre temas muy importantes en la actualidad:

Protejamos el agua (para los más pequeños)
http://www.unicef.org/voy/wes/

Una vida saludable (para tercer ciclo)
http://www.isftic.mepsyd.es/w3/eos/MaterialesEducativos/mem/cuidacuerpo/principal.htm

Constructores de la Paz (de UNICEF kids)
http://www.unicef.org.co/kids/index.html

Espero que enseñemos a nuestro niños más pequeños de manera lúdica pero consciente, y destacando los juegos con valores sobre los violentos.

¿Cómo reconocemos el verdadero valor?


Si bien hay quienes hablan de un valor reflexivo y otro instintivo, creemos con Platón que cuando se dan estas dualidades de manera tan clara, es porque el individuo no ha sabido poner orden dentro de sí mismo. Habiendo orden -una forma de llamar a la justicia- hay acuerdo entre su reflexión racional y sus emociones por instintivas que sean. Si el instinto predomina, el valor se convierte en temeridad y lleva al hombre a acometer peligros que están fuera de su alcance, o que sólo satisfacen su vanidad, en cuyo caso se acerca más al fracaso que a la victoria. Si sólo predomina la reflexión fría, es posible que no estemos ante un hombre valiente, sino simplemente indiferente. Como bien sabemos, en nuestro mundo de dualidades, esa indiferencia no es precisamente una virtud: el que no conoce el temor, el que jamás ha sentido miedo, no puede distinguir el valor o capacidad de sobreponerse al miedo.

Así, llegamos a la conclusión de que el Valor es un elevado sentimiento, y es elevado precisamente porque se expresa cuando se convierte en aliado de la Inteligencia. El Valor -la cólera platónica- que actúa en favor de los instintos no es tal valor, sino la fuerza desatada de lo instintivo.

A través del Coraje llegaremos más alto, obtendremos el verdadero equilibrio: cuando el Corazón, a fuerza de actuar para el Bien y la Justicia, se vuelve ligero como una pluma.

Extraído de la filosofía para vivir, de www.nueva-acropolis.com.ar

Valores en la actualidad

Nos encontramos en un mundo donde la imagen “toda poderosa” hace una combinación excitante de información masificadota y uniforme. Es una sociedad “espectadora”, el arte como la política y la vida misma se aíslan o disocian del pensamiento para disciplinar al ser humano, así manipular sus sensaciones, hasta las más rudimentarias.

La realidad no es fácil de apresar, en este mundo de cultura global donde la sucesión y la transmisión de información es vertiginosa en la que se presenta un aluvión tecnológico, percibimos una carencia de fundamentos éticos, la vida social se encuentra tecnificada, con un aumento de marginación social, económica y cultural lo que conlleva a una violencia desmedida.

Otro de los rangos, responde a la globalización, que ignora a la escuela, en consecuencia la obliga a desempeñar un nuevo rol como unidad de cambio y reproducción.

Estos desajustes reflejados en la crisis de valores, producidos en las estructuras de la comunidad sumadas a sus necesidades e ideales, también repercuten en la escuela en la que participan agentes que conviven con valores que en ella se estimulan o fines perseguidos o contenidos que se transmiten.

Por tanto, se debe reflexionar con el fin de evaluar, investigar, causales y condicionantes de este fenómeno.

Algunos videos de la necesidad de tener y respetar los valores




Sabemos que uno de los principales valores que tiene un ser humano es el respeto, el respeto hacia el prójimo y hacia sí mismo. Este valor nos permite comunicarnos con la sociedad, quizás hoy lo vemos un poco opacado por la tecnología, pero es algo que nunca debemos olvidar. Compartamos este video que nos ayuda a reflexionar sobre el tema:




Los videos fueron extraídos de: www.youtube.com